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jueves, 5 de agosto de 2010

Capitulo uno (Primera parte)

Deposité la taza de café en la mesa numero cuatro. El cliente me sonrió con amabilidad y dejó caer unas libras de propina en mi mano. Fabriqué una sonrisa y esperé que pareciera alegre. No tenía ganas de sonreír, ni mucho menos. Me retiré a la barra de la cafetería, rozando mi brazo con Mike, mi jefe, que también trabajaba como camarero. Me miró y me guiñó un ojo. Era quince años mayor que yo pero, aún así, no estaba nada mal. Aunque ni por asomo me liaría con él. No tengo una mente tan sucia.


Mike dejó un croissant en una de las mesas y se acercó rápidamente a mí. Se sentó en la barra, con las piernas colgando y carraspeó un poco.

-¿Qué tal, Anna?

-Como siempre, supongo- Respondí. Fui un poco sosa, pero la alegría purgaba por salir de mí.

-Entiendo- Mike bajó el rostro y juntó las manos sobre su regazo-. ¿Qué te parecería quedar el sábado?

La verdad era que no me apetecía, pero no quería parecer desagradable, así que opté por acceder y dejarme llevar.

-Está bien- Dije, esta vez mirándole a los ojos y enseñando lo que parecía ser un esbozo de sonrisa.

-Perfecto- Dios, qué encantador me pareció en ese momento. Mike bajó de la barra y se dirigió a la cocina, de la que salió Helen, la otra camarera, chocando al instante con Mike. Helen rió nerviosamente, mientras Mike la sujetaba para que no cayera cuán larga era al suelo.

Helen corrió hacia mí, sus rizos castaños golpeándole los hombros rítmicamente.

-Creo que lo sabe- Dijo con expresión preocupada.

-¿El qué?- Pregunté distraída, mirando el reloj de mi móvil. Sólo quedaban unos minutos para las nueve y sería libre.

-Que me gusta- Respondió como si fuera lo más obvio del mundo.

- No, - Dije irónicamente. Lo sabía yo, lo sabía Mike y lo sabía todo el mundo, pero Helen no era conocida por su gran inteligencia- qué va.

-Uf, menos mal- Se llevó una mano al pecho-. Si lo supiera, me moriría.

-Ahá.- Las nueve. Viva la libertad.

Helen y yo entramos al probador, que era el cuarto de los productos de limpieza, pero como era muy grande, lo utilizábamos incluso como cuarto de baño para “personal autorizado” gracias al váter viejo instalado hacía muchos años atrás, según me contó George, el cocinero.

Abrí la taquilla que compartía con mi compañera y saqué mi ropa y, mientras Helen sacaba la suya y cerraba el compartimento, me cambié.

Me puse las botas y me enrosqué la bufanda al cuello. Se me había olvidado el abrigo en casa, por lo que tendría que pasar muchísimo frío, ya que mi coche tardaba bastante en calentarse. Normal, mi coche tenía más años que mis abuelos.

-Hasta mañana- Le dije cordialmente a Helen.

-Adiós, Anna- Dijo mientras se ponía unos guantes rosas.

Crucé la cafetería a toda velocidad, despidiendo a Mike y a George con la mano, que terminaban de atender a los últimos clientes.

La noche era fría, y las gotas de lluvia, que caían incesantemente, mojaban mi cara y me calaban los huesos. Corrí a través de la cortina de lluvia y me metí en mi coche, aliviada por poder resguardecerme de ella, aparcado en el parking de empleados. Puse la llave en el contacto y arranqué, encendiendo el aire acondicionado. La radio no funcionaba, por lo que me quedé en el más absoluto silencio, sólo perturbado por el ruidoso climatizador.

Coloqué las manos desnudas delante de este, esperando que, al menos, pudiera sentirlas. Al cabo de unos minutos, escuché un ruido. Vi a Mike y a George cerrando la cancela de seguridad de la cafetería y despidiéndose, entrando en sus respectivos coches. Observé cómo se marchaban y decidí que ya era hora de que yo también lo hiciera. Cogí el volante y estaba a punto de salir del parking cuando escuché pasos. Me dio un vuelco el corazón. Un gruñido. ¿Un perro callejero, tal vez? No quería quedarme a averiguarlo. Oí un gemido bastante lastimero. ¿Le habría pasado algo al supuesto perro? A regañadientes, salí del coche, abrazándome a causa del frío.

Fuese lo que fuese lo que había hecho el ruido, se acercaba a mí. Podía sentir los pasos cada vez más cercanas.

Saltó sobre mí, pero conseguí evitar un impacto. Pude verlo bien. No era un perro, sino un lobo, de casi un metro de alto, de pelaje blanco, con tonos gris y negro y penetrantes ojos azul hielo. Se abalanzó sobre mí de nuevo. Esta vez no pude escapar y sentí el helado suelo bajo mi cuerpo. Además de la dentellada del animal, que hundía los dientes en mi muñeca. Veía todo borroso, pero pude divisar la figura del lobo desapareciendo tras el bosque próximo a la cafetería. El cálido tacto de la sangre rodando por mi mano me provocó náuseas. Todo se volvió negro y perdí la consciencia poco a poco.



Abrí los ojos lentamente. Una potente luz fluorescente me cegó durante unos segundos. Recuperé la visibilidad y observé como una silueta se acercaba y me miraba desde lo alto. Fue entonces cuando noté que estaba tumbada en una incómoda camilla de hospital, cubierta con una fina sábana.

-¿Cómo te encuentras?- Preguntó una voz grave.

-Eh…mmm…- Balbuceé, tenía la garganta seca. Hice un diagnóstico de cómo me sentía. Me dolía la cabeza y notaba un agudo pinchazo en mi muñeca derecha. Por lo demás, bien.

-¿Me reconoces, Anna?- Dijo otra voz- Soy yo, Mike.

¿Mike? No me sonaba. Había adivinado que Anna era yo, pero ni siquiera me acordaba de mi apellido.

-¿Quiénes sois?- Conseguí articular.

-Yo soy Mike, tu jefe.- Dijo el hombre de nuevo- Trabajas en mi cafetería.

-¿Yo trabajo?- Pregunté, incrédula. Dios, no recordaba nada. En mi cabeza sólo había un agujero negro y denso.

-Doctor, ¿qué le pasa?

-Señorita Stifler- Dijo la primera voz. Seguro que se dirigía a mí, pues era la única mujer-. ¿Qué es lo último que recuerda?

Miré mejor en mi cabeza. Nada. Volví a probar. Una imagen empezó a tomar forma como un boceto que poco a poco se convertía en un cuadro. Eso era. Un lobo. Ahora lo veía nítidamente.

-Un lobo- Contesté.

-¿Puede describirlo?- Preguntó el supuesto doctor.

-Si, eh…- Me paré a pensar- Era blanco y negro, con algo de gris. Y recuerdo que medía cerca de un metro.

-¿Un metro?- Exclamó el tal Mike- Eso es imposible. No existen lobos del tamaño de un caballo.

-Señorita Stifler- Volvió a decir el doctor- ¿está segura?

-Oiga, si no me cree, ¿para qué demonios me pregunta?- Empezaba a irritarme y sentía mis nervios crispados.

El llamado Mike miró al doctor. Hubo un momento de incómodo silencio. El doctor le hizo a Mike un gesto con la cabeza, y los dos salieron de la habitación. Me incorporé y apoyé la espalda en el enorme almohadón. Me miré la muñeca. Tenía las marcas de la dentadura del lobo. Casi me ocupaba toda la mano, pues incluso había marcas de dientes en mi palma. Salvo del lobo, no me acordaba de nada más, como si antes de esto no hubiese tenido vida. Una imagen vino a mi cabeza. Era una cafetería, de la que no podía leer bien el nombre. Yo estaba hablando con el tal Mike de algo que íbamos hacer el sábado. Y luego una chica de pelo castaño. Un momento, ¿eso no había ocurrido hoy? ¿Había estado inconsciente días, en vez de horas? Si, me acordaba de Mike. Y también de la chica. ¿Helen, tal vez?

Mike entró de nuevo, seguido por el irritante doctor.

-Me acuerdo de ti- Le dije-, y también de Helen.

El doctor puso una mueca de desconcierto, pero ni Mike ni yo le hicimos caso.

-¿De verdad?- Mike también parecía desconcertado.

-Si, si, en serio- Hice una pausa y añadí-, ha sido muy rápido, de repente me ha venido una escena a la mente.

El médico se inclinó, incómodamente cerca de mí, y tomó mi mano, mirando el reverso de mi muñeca.

-¿Le duele?

-No- Mentí, aunque no sabía por qué.

-Mañana le daremos el alta, y podrá volver a su trabajo, pues, al parecer, su memoria va progresando y su herida se ha cerrado milagrosamente rápida.

-Está bien- Respondí, intentando parecer indiferente, pero hasta yo misma descifré el alivio impreso en mi voz.

-Descansa, Anna- Dijo Mike cogiéndome la mano. ¿Qué confianzas eran esas?-. Mañana vendré a recogerte.

Asentí con la cabeza y esperé a que los dos hombres abandonaran la habitación. Me di cuenta de que a mi lado, en una mesita plegable, había un vaso de agua y un sándwich de algo no identificado que preferí dejar en el misterio. Alargué la mano y cogí el vaso. Lo dejé, ya vacío, de nuevo sobre la mesa y me recosté en la cama. Cerré los ojos. Noté cómo mi respiración se volvía más lenta y, escuchando el lento latido de mi corazón, me quedé dormida.

9 comentarios:

  1. ¿Me quedé quéeee? :O Deberías acabar la frasee xD jajajaaja. Bueno, me encanta lo poco que llevas escrito :) Sigue así.

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  2. Ya lo he cambiado xD Gracias por leerlo, de verdad ^^

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  3. ¡Hola! Acabo de leer el primer capítulo y, bueno, sinceramente creo que eres una de las pocas personas que redacta sin faltas de ortografía. ¡Enhorabuena!
    Con respecto a la trama que va cogiendo la historia, pienso que sabes como "enganchar" al lector. Escribes de manera concisa, sin hacer descripciones largas y aburridas. ¡Enhorabuena por eso también! :)
    Por último, voy a hacerme seguidora tuya, -sino te importa, claro-. :)
    P.D: Espero que sigas subiendo capítulos para poder leerlos, -y que me avises, claro-.
    P.D2: Escribes bien, pero sabes que puedes mejorar mucho, -como todo el mundo-.

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  4. Dios, me has emocionado ^^ Muchísimas gracias, de verdad, me encanta que pienses así de mí y mi historia, de verdad :) Por cierto, si subes más capítulos tuyos, avísame, que me encanta tu historia ^^

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  5. Me alegra que te hayas emocionado, pero sólo te he dicho lo que pienso.
    Sí, supongo que mañana subiré el siguiente capítulo, así que ya lo sabes. :)

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  6. Hola buenas, llegué a tu blog y la verdad no recuerdo cómo lo hice.
    Espero que no te importe que te comente y opine sobre tu historia:
    Me gusta el toque que le estás dando, y el ''enganche'' que tiene.

    Si no te importa, enlazaré tu entrada a mi blog (si la idea te disgusta solo tienes que decirmelo), al cuál serás bien recibida si es tu deseo. Que por cierto yo también estoy haciendo una historia de una Vampira (entre otras cosas), por si te interesa para comentar y demás...

    Un Saludo.

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  7. Me encantaría leer tu historia :) Muchísimas gracias por pararte a leer mi blog y me encantaría que enlazaras tu blog con el mío y te hicieras seguidora de mi blog. Encantada de conocerte.

    Muchos besos

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  8. me gusta.. sinceramente me gusta, es diferente y el personaje y la historia engancha.. por cierto.. yo tampoco tengo faltas de ortografias en mi blog¡¡ por el cual... porfavor... pasate: http://sacrificiojuanjo.blogspot.com

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